Sin embargo, sin que este planteamiento inicial deje de estar presente (al considerar la presencia en manifestaciones de banderas rusas y pancartas a favor de Putin), nadie, a pesar de reconocer problemas no resueltos en aquellos países, conducentes a sus respectivos golpes de Estado, ni siquiera los franceses, apuntaron inicialmente tener culpa alguna en ellos, y menos aún cuando sus servicios de inteligencia se vieron sorprendidos por tales realidades (algunos países ya están repensado sus actuaciones en el continente africano)
Motivo por el que se hace preciso descubrir, amén de las razones autóctonas de tales golpes, determinar a su vez los errores y fracasos foráneos (si eludir aciertos) que los han podido potenciar. En suma, responder a las preguntas que gran parte de la sociedad occidental se está haciendo: ¿qué está pasando en África? Y más en concreto: ¿qué está pasando con Francia en África? ¿porqué tantos goles de Estado (siete en tres años)?
Unas preguntas que surgen al lado del miedo a que la inseguridad, inducida en la cuestión de los golpes de Estado en las ex colonias francesas, provoque que los problemas saharianos y sabelianos (principalmente la violencia yihadista, las actividades del crimen organizado y el aumento de las migraciones) puedan alcanzar, pasando por el Magreb, al continente europeo.
Un miedo que empujó, ha empujado y sigue empujando una intensa actividad militar por parte de fuerzas occidentales implantadas en la región. Actividad «oficializada» recientemente por la OTAN (Cumbre de Madrid) ante la consideración de la existencia de un «flanco o frente sur» de interés estratégico, sobre el que, en su momento, habrá de actuar.
Fuerzas de países europeos/occidentales (la mayoría lideradas por Francia, por razones históricas, la UE y la ONU) que, actuando, en el frente militar de forma más específica, desde 2002, fueron también creciendo en actividad contra los yihadistas y violentos de otra factura, tratando de cubrir el vacío político e institucional de algunos gobiernos sahelianos y otros, en la idea de que la violencia remitiera. En concreto, con el conjunto siguiente de actores militares foráneos:
- Iniciativa Pan Sahel (2002), Comando África de lo EEUU (AFRICON) (2008).
- Extensión de una Estrategia de la UE para el Sahel (2011).
- Misiones de la UE de Construcción de Capacidades (EUCPA) (2011).
- Misiones de entrenamiento de la UE (EUTM, 2012). España participaba en la República Centroafricana (EUTM RCA), en Somalia, Mali, Mozambique, y Destacamento Marfil (Senegal). Repliegue de parte de sus fuerzas en Mali a la llegada de Wagner. Ahora (2023) pendiente de repliegue de las fuerzas ubicadas en Mali (repliegue al tiempo de as fuerzas alemanas).
- Despliegue de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas (MINUSMA) (2013), fuerza nacida para estabilizar Mali tras la revuelta tuareg de 2012; misión ampliada en el tiempo posteriormente ante el crecimiento yihadista en el país. En la actualidad (agosto de 2023) sus fuerzas se han retirado de sus bases al norte de Mali.
- Operación Serval (enero de 2013), desarrollada, a petición del Gobierno de Mali y bajo paraguas de la ONU por fuerzas francesas y malienses, para poner freno a los yihadistas que amenazaban Bamako; operación finalizada en 2014, dando paso posteriormente a la Operación Barkhane con ampliación inicial de su campo de actuación a Mauritania, Níger, Burkina Faso y Chad.
- Construcción del G5 Sahel con fuerzas de Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger, con apoyo francés (2014).
- GAR-SI Sahel, financiado por la Comisión Europea y liderado por la Guardia Civil española (2016) con actuación en Mali y Níger.
- Operación Barkhane (nombre dado a la duna en media luna) (2014), misión de carácter militar anti insurgente contra los yihadistas que da continuidad a la Operación Serval. (Operación que, según el presidente francés, se cerraría en 2021).
- Establecimiento de una Fuerza Conjunta transfronteriza del G5 Sahel, nacida por iniciativa franco alemana (2017).
- Asociación para la Estabilidad y la Seguridad P3S para coordinar e identificar las necesidades de seguridad (2019).
- Operación Takuba (nombre dado a la espada tuareg), bajo iniciativa francesa en la base de unidades de Operaciones Especiales de la UE (2020). Operación que está siendo contestada por el Gobierno de Mali tras el último golpe de Estado (24 de mayo de 2021) negando la participación a algunos de los países europeos participantes (caso de Dinamarca que no recibe autorización de intervención a finales de enero de 2022).
- Marcha de las tropas francesas en Mali (finales de 2021 a agosto de 2022. Despliegue de las mismas en Níger.
- Retirada de tropas francesas de Burkina Faso y República Centroafricana.
- Preparación para el repliegue, bajo presión política y ciudadana nigerina (solicitan al mismo tiempo la expulsión del embajador francés), de las tropas desplegadas en Níger en misión antiterrorista, ahora inoperativa (5 de septiembre de 2023); en principio podrían retirarse a Francia o a Chad.
Intervenciones por parte de las fuerzas militares reseñadas (difíciles de coordinar en ocasiones para alcanzar la unidad de acción), que, a la vista del peligroso crecimiento yihadista en la región y los sucesivos golpes de Estado, obligaron a pensar sobre la necesidad de un posible cambio en la estrategia planteada hasta el momento, sufriendo ciertos reajustes importantes que afectarían, tanto a las comunidades regionales como a las internacionales de aplicación en el Sahel; así, en su momento la UE, Naciones Unidas y Francia, no descartaban ninguna opción: seguir como hasta ahora, reajustar la estrategia actual o desengancharse de aquella estrategia, sin embargo, al final, se optó por el reajuste de fuerzas tras el golpe de Estado de Mali y la marcha de sus fuerzas del país desplegándolas en Níger, país seguro y bien ubicado para continuar con la lucha antiterrorista.
Ex colonias francesas en África y el sentimiento antifrancés
En ese momento el gobierno francés ante el fracaso en Mali, a sumar después los registrados en las otras ex colonias (Guinea, Chad, Sudán, Burkina Faso, Níger y Gabón) se planteó los siguientes motivos de las posibles ´rebeliones` en forma de golpes de Estado, causas también unidas entonces al sentimiento antifrancés.
En resumen, las siguientes, son todas aquellas que empujaron a Francia a analizar la continuación o no de sus operaciones (la Barkhane estaba estancada desde 2018), con el abandono de toda cooperación militar en la región tras ocho años de intervención (abandono que en si mismo es considerado como fracaso):
- El crecimiento continuado del yihadismo en la región.
- Frustración y cansancio de la opinión pública francesa ante la falta de progresos en materia de seguridad, que no ve el final de la presencia francesa en el Sahel. En 2021 el 51 % de la sociedad francesa se manifestó en contra de la intervención francesa en Mali frente al 73 % que estaba a su favor en 2013 y el 58% en 2019 (datos de la agencia Infop).
- El desgaste pagado por las fuerzas francesas, ante los bajos resultados, en muertos y heridos.
- Unos ejércitos nacionales débiles y mal coordinados. La falta de operatividad de sus fuerzas, formadas e instruidas por los franceses, por su miedo y baja moral ante los yihadistas. Según algunos analistas, al margen de algunos logros moderados, a las fuerzas autóctonas les falta determinación.
- Las fuerzas francesas no pueden sustituir a las tropas malienses si no están dispuestas a defender su país.
- Los pocos frutos alcanzados por las fuerzas del G5-Sahel.
- La aparición de una creciente francofobia y desconfianza ante la presencia francesa (se acusa a los franceses de neocolonialismo al utilizar su presencia armada para defender sus intereses económicos), desconfianza extendida también a la UE.
- La deriva de algunos países hacia la sustitución de las fuerzas francesas y otras europeas en su apoyo por mercenarios (en especial del grupo Wagner).
- Incumplimiento por parte de los Estados de la región de los acuerdos establecidos en materia de seguridad y gobernanza (sujeta esta a cambios profundos en sus gobiernos y a la respuesta adecuada a las exigencias de los ciudadanos).
- La inestabilidad de algunos Estados manifestada a través de luchas políticas, étnicas, cambios de gobierno, golpes de Estado, …
- La posibilidad de que algunos países de la región lleguen a negociar con los yihadistas.
- Las intervenciones cortoplacistas a lo largo de los años de la comunidad internacional a la hora de ayudar a detener la inestabilidad en el Sahel.
De todas formas, hay que tener presente que Francia no quería, ni quiere abandonar la lucha contra el terrorismo yihadista en el Sahel (y más si tal abandono forzado se efectuara de forma precipitada). sobre todo por los efectos que tal abandono produciría; efectos conducentes a la constitución de santuarios terroristas yihadistas en aquella parte del mundo (del tamaño de Europa Occidental) aprovechando las facilidades dadas a los mismos con la menor presencia de fuerzas en su contra; amén de que aquel, junto a la perdida creciente del prestigio africano e internacional, empujando a llenar el vacío dejado por la marcha de sus efectivos, por otras fuerzas de Rusia (con grupos de mercenarios o no) y de China (país que ya está ampliando su presencia militar en África), e, incluso de Irán y Pakistán.
Motivos planteados, según la visión francesa, para justificar el posible de abandono de su presencia militar en el continente africano, suma de razones en las que Francia no reconoce ninguna actitud culpable cara a los golpes de Estado en sus ex colonias, en todo caso sugiere que dicha culpa la tienen aquellas.
Marcha, retirada de fuerzas (acompañada en su caso por ciudadanos franceses), que ha creado una gran inquietud entre los países sahelianos, entre ellos los del G5 Sahel, que se preguntan como adaptarán ahora sus fuerzas sin el apoyo francés que recibían.
Consecuencia inicial, a pasar de la intervención wagneriana y de otras medidas, como la formación de milicias autóctonas antiterroristas, que no han impedido que las actividades terroristas se hayan intensificado aprovechando el desequilibrio de fuerzas originado por la ausencia de las fuerzas francesas que les combatían; crecimiento corroborado con las ultimas acciones llevadas a cabo de forma muy agresiva por parte del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), filial de Al-Qaeda, al Norte de Mali (ataque a un barco de pasajeros en el rio Níger, a la base de Bamba y a la de Gao) con el resultado de 64 muertos (49 civiles y 15 militares).
Atentados que están sirviendo a las fuerzas occidentales para justificar y recordar la necesidad de su presencia en el Sahel, fuerzas que fueron llamadas en su día por los gobiernos sahelianos). Ex colonias que (salvo Gabón), desde sus problemas internos, entre ellos aquel de la violencia yihadista, como razón de cada una de ellas, se alzaron contra el poder establecido (pro francés).
Sin embargo, para ajustar en rigor las causas directas de los golpes de Estado, hay que enfrentar los planteamientos parisinos con los razonamientos generales, comunes, de los gobiernos y ciudadanía de sus ex colonias francesas.
Del sentimiento al golpe de Estado en las ex colonias francesas
Razones en las que el resentimiento anticolonial hacia la metrópoli francesa y, por ende, a toda Francia, se hace bien patente (salvo en Gabón), bajo la forma de una francofobia, cargada de acusaciones y críticas sociales, tanto en África Occidental como en el Sahel. Críticas en aumento, ante la imposibilidad de las fuerzas francesas de evitar bajas civiles, de posibilitar desplazamientos seguros, junto a sus dificultades para frenar el avance del yihadismo; una francofobia que se ha extendido con rapidez en los últimos tiempos por las redes sociales africanas, sobre todo por aquellas de los países francófonos; francofobia creada y explotada, según los franceses y aliados, por la propaganda wagneriana y rusa con el objetivo claro de medrar en el continente africano
En ese marco, los golpistas, en un plano general, extensivo a todas las ex colonias francesas, y a la Organización internacional de la Francofonía, aluden lo siguiente:
- Mientras que las fuerzas francesas no se plantean ser la causa de los golpes de Estado, en las ex colonias donde se producen se acusa a Francia de sus problemas con la violencia yihadista protagonizada por filiales de Al-Qaeda y del Estado Islámico, al no haber logrado detener sus actividades, sino exacerbar su crecimiento. Motivación inicial suficiente para acudir al golpe de Estado.
- Las acusan también de no haber frenado la violencia entre grupos sociales e interétnicos en la región.
- Asimismo, acusan a Francia de priorizar una solución militar de forma interesada sobre cualquier otra; una solución que para los africanos ha fracasado.
- Acusan también de no haberles ayudado a resolver sus problemas estructurales, aquellos que son vulnerabilidades no resueltas que, aprovechadas por el yihadismo, le han hecho crecer.
- También de haber acentuado su pérdida de soberanía al seguir bajo la férula colonial francesa con su neocolonialismo actuante sobre sus recursos naturales bajo control desde sus bases militares (se explotan los mismos, pero no se crean infraestructuras fuera de las necesarias para dicha explotación)
- De haber conseguido, en la base de un clientelismo, facilitado por líderes africanos francófilos, controlar directamente la economía y dificultar, al tiempo, el desarrollo económico y social que se necesita (lo que ha favorecido a Francia y a otros países europeos más que a los africanos). Clientelismo ayudado por la imposición del franco CFA (se obliga a los países con tal moneda a depositar la mitad de sus reservas en el Banco de Francia), del francés como idioma oficial (que ahora se trata e eliminar), …
- De no haber hecho nada contra la corrupción que afecta a diferentes niveles, políticos, sociales, acentuándola.
- Acusaciones que están detrás de la actual inseguridad, inestabilidad política, así como el bajo desarrollo económico y social.
En resumen, el desgaste de las poblaciones sahelianas y sus gobiernos ante los efectos, que consideran contraproducentes, de las intervenciones militares foráneas a las que llegan a ver como un factor más de inseguridad en razón a una violencia terrorista no frenada, al continuado deterioro estructural/social y a la vulneración repetida, de los derechos humanos por parte de algunas de las fuerzas autóctonas intervinientes, a la constante pérdida de su soberanía y al establecimiento de unos planes de seguridad que no alcanzan a todos los ciudadanos por igual (seguridad que protege principalmente a las ciudades, pero no fuera de ellas, y a los miembros del gobierno e instituciones), han dado razones a los golpistas.
Y de ahí que, ante la marcha de las fuerzas francesas y aliadas, los golpistas hayan buscado nuevos aliados comerciales y militares, y que, para cubrir su vacío, hayan aparecido en el teatro saheliano, por llamamiento o por iniciativa foránea, Wagner/Rusia (que estuvo presente en la descolonización, no guardando por tanto, lastres colonialistas), e incluso China, en este caso con, además de su intervención fuera de todo colonialismo a través de proyectos de industrialización y desarrollo de infraestructuras, la formación de líderes africanos, según se afirma, en su Escuela de Mandos del Ejército Popular de Liberación.
Como podemos observar, los errores, según los golpistas, de la intervención militar francesa, tocando a otras fuerzas occidentales presentes en el continente africano, al no resolver sus problemas fehacientes, han supuesto un revés geopolítico de importancia lo que ha debilitado su habitual posición de gendarme en África Occidental y en el Sahel (ha pasado en poco tiempo de ser un pais ensalzado a ser un país vilipendiado), debilitando a su vez a sus aliados occidentales.
Fracaso con el que, al suponer la caída definitiva del «imperio», del «coto privado» francés y de sus aliados en el continente africano, hará posible la desaparición de la actual «françafrique«, término que, acuñado por François-Xavier Verschsve, de forma irónica y despectiva presenta el neocolonialismo francés como una política depredadora de recursos “extraordinariamente nociva” (entre otros, uranio de Níger, petróleo de Gabón, minerales metálicos de la República Centroafricana). Término que, en su evolución, el mismo autor definió como «mafiafrique«, basada en un dominio casi militar apoyado en gobiernos y dirigentes corruptos africanos.
Así pues, resulta imprescindible, para corregir esta situación de «epidemia golpista», que, tanto Francia, como Occidente y las principales organizaciones regionales e internacionales, repiensen su presencia y acción sobre el continente africano, al menos en alguna de las siguientes vías (abriendo todas aquellas que se consideren oportunas):
- Reconsiderar si la acción exclusiva en el frente militar, sin dejar de ser necesaria, se ha aplicado, en unidad de acción, de la forma correcta.
- Considerar que, a su lado como seguridad necesaria ante la violencia terrorista, el crimen organizado, …, se ha de actuar en el frente estructural, un frente un tanto olvidado, necesario para que los africanos puedan desarrollarse en justicia y libertad fuera de todo expolio de sus recursos; actuación necesaria para reducir, superando el contraste entre la riqueza de sus dirigentes y la gran pobreza económica de la mayoría de la sociedad, aquellas vulnerabilidades que están siendo aprovechadas por el yihadismo.
- En todo caso, abandonando toda sombra de colonialismo, escuchar los planteamientos de los africanos ya que ellos son los que realmente saben lo que quieren y necesitan para sus países.
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